Dejadlo avanzar en el  tiempo, comer trozos de gloria.

Dejadlo encontrar su momento de libertad en el campo.

Encontrarse cara a cara con el viento y placar al adversario.

Saltar de nuevo de alegría y atrapar el balón en lo alto.

Motivadlo para su particular duelo, capitán de su alma... que mueva uno a uno sus miedos!

Que volverá a vosotros orgulloso y más entero.

Sabor impreciso entre romance y misterio.